Sin título

Mi madre me encerraba porque me había descubierto llorando. Mi madre era hermosa. Se trenzaba el cabello frente a nadie. Olía siempre a leña, a lama de arroyo y a cenizas. Mi madre nunca se elevó por un amor ligero, a mi madre le pesaba el amor, la apuntalaba a la tierra. Ya ni siquiera soñaba. No podía soñar mi madre. Su cuerpo estaba orientado al suelo, miraba por la ventana con la cabellera cruzada en su pecho, en una isla, y se dormía. Tal vez amé a mi madre sólo porque me parecía bella, quizá amé a mi madre tan sólo porque yo latía dentro de su herida, donde me acunó después de ponerme dentro.

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Comentarios (1)

Las líneas de las manos están impregnadas del aroma a cloro, aún después de lavárselas, trabajaba de empleada doméstica, en ocasiones llegaba con una bolsa de papel ocre con pan duro que le regalaban para ella y su familia.

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