2020 enero

30 Ene: Sin título

Podría leer una hora más sobre Emily Dickinson, o

quizás uno de sus poemas. Mejor trataré de olvidar uno

para asombrarme de nuevo y hacerle miles de preguntas.

¿En qué aguas pescas las palabras? 

¿Mientras esperas a que muerdan el anzuelo, te distraen las medusas

que flotan alrededor? ¿Las muerdes tu primero? Empecé

a escribir este poema para olvidar uno tuyo y el oleaje

nos aproximó. Mira lo cerca que estamos: el barco

averiado en que saliste a pensar se hunde justo aquí y

no sé si nos salvamos.

23 Ene: Prestaciones

La mayor aspiración de mi familia,

de mi generación,

de mis amigos

es tener un buen empleo.

Cualquier empleo.

Una plaza fija.

Vacaciones pagadas, prestaciones, café ilimitado, clips metálicos,

fotocopiadora en un cuarto aparte,

persianas de plástico [tiras de algo blanco que permanece]:

qué belleza el pvc fracturado.

No podemos aspirar a más porque no hay más.

Lo sé, lo sabe mi familia, mis amigos, mi generación entera.

Y heme aquí, convertida en una gran empleada,

subida en el autobús del gran sueño de tantos,

dispuesta a gritar cuando los objetos se acercan al borde de la mesa

23 Ene: 113

Sobrellevar nuestra porción de noche

o nuestra parte de mañana,

llenar nuestro vacío de alegría,

llenarlo de desdén.

Aquí una estrella, allá una estrella.

Algunas pierden el camino.

Aquí una bruma, allá una bruma.

Después, ¡el día!

16 Ene: Todos los nombres del cielo

Una antigua historia china

habla de cómo un hombre hizo caer del cielo la cabeza sangrante

de un dragón recién decapitado

con sólo haber soñado que lo asesinaba.

 

Si los mexicanos tuviéramos ese poder

ya estarían lloviendo cabezas del cielo,

todas empapadas de sangre y con las corbatas atadas.

No serían cabezas de animales míticos:

serían cabezas de políticos.

 

Una bellísima leyenda bengalí

explica cómo antes se creía que los ogros y su reino eran inmortales,

hasta que una princesa descubrió

que con sólo salvar a dos abejas

dormidas en el fondo de un lago

inmediatamente se acababa con el reino de los ogros.

 

Si mi país pudiera encontrar un lago parecido

que escondiera algo cuya liberación

garantizara la destrucción de todas las instituciones

que permiten y encubren el saqueo,

creo que ya todos estaríamos en el fondo del lago.

Y se vería tan bello

cuando todos sacáramos al mismo tiempo la cabeza del agua,

con las manos extendidas

mostrando toda clase de hermosos insectos,

que alguien tendría que grabarlo.

 

Por otro lado, los antiguos mexicas

pronosticaban esto para los guerreros asesinados

y las mujeres muertas en un parto:

una caminata por el sol,

rodeados de cantos y bailes

entonados por criaturas extraordinarias

y por los compañeros.

Y después su reaparición en la Tierra en forma de colibríes.

 

Es verdad que todas las mujeres y hombres valientes y buenos

que este gobierno ha desaparecido o asesinado nunca volverán con nosotros.

Sin embargo, no podemos negar que la sangre de nuestros abuelos

corriendo en nuestras venas

es como la luz solar.

Y que nuestras ansias de querer cambiar el mundo

son como miles de colibríes.

16 Ene: Antígona González (fragmento)

Los días se van amontonando, Tadeo, y hay que comprar el gas, pagar las cuentas y seguir yendo al trabajo. Porque desde luego que a una se le desaparezca un hermano no es motivo de incapacidad. A una le dicen en la sala de maestros cuánto lo siento, ojalá que todo se resuelva, me apena mucho tu caso. Una es comidilla de uno, o dos, o tres días, tal vez hasta una semana. Pero luego ese chisme se vuelve viejo. La vida nunca detiene su curso por catástrofes personales. A la vida no le importa si tu daño es colateral o no. La rutina continúa y tú tienes que seguir con ella. Como en el metro, cuando la gente te empuja y la corriente te arrastra hacia adentro o hacia afuera de los vagones. Cosa de segundos. Cosa de inercias. Así voy flotando yo, Tadeo.

16 Ene: Other books & so

Hoy fui al museo a ver la obra de Ulises Carrión

y luego a un festival de poesía a comprar libros,

y no hubo un solo momento en que no te extrañara

y sintiera ganas de llorar.

Excepto, cuando estaba frente a una buena obra de arte,

o un buen poema,

o cuando vi varios rehiletes girando.

Todas estas cosas se parecen mucho.

Todas, si me concentro,

o sólo me calmo un poco,

me conducen a ti.

“No hay vida y arte. Sólo vida.”

16 Ene: Favor de no tocar

Para no lastimar al que se entrega

incluso voluntario, de manera fácil,

favor de no tocar.

No poner el aliento en la mejilla

porque pondría la otra de inmediato,

no poner los labios sobre los labios

porque comienza a hacer castillos de alientos enlazados;

dientes y lenguas en golpes de rabia antigua.

Para no maltratar al corazón

favor de no tocar,

dejarlo hecho nudo si es preciso,

una raíz enredada en el pavimento, alimentada de aire y concreto,

y no tocarlo.

Hay amantes que no saben lo que quieren y comienzan por el final.

Para no minar al otro,

favor de no tocar

no acercarse a la peligrosa distancia del roce,

hay amantes en fatiga como si amar fuera un día difícil en la oficina,

un retraso en el tráfico,

una depresión adolescente.

No quitar la envoltura de la ropa,

no poner la nariz en el cuello,

no acercarse por ninguna razón, aún la necesaria,

a quemarnos de lleno las manos.