
Podrán romperme, pero nunca me volverán alguien que no soy.
Cuando todo pasó, me llevaste a rastras y me lanzaste al vacío.
Mientras mi cuerpo impactaba contra las rocas, ellas me preguntaron por las voces.
Yo les dije que es horrible sentir esos gritos similares a los que emiten los animales en agonía.
La noche llega y madre notó mi ausencia; tú le dijiste que me conocías, pero omitiste el motivo.
Me pregunto qué se siente entender lo que me está pasando y por qué a mí.
En ese lugar, conocí el terror.
Pero también supe que en la tierra fui fugazmente grandiosa y demasiado frágil para tanta violencia sin sentido.
Ahí mi cuerpo desapareció.
Pero no su historia.
A ese lugar fui llevada por ti.
Al llegar al fondo de aquel vacío, me encontré rodeada de personas maniatadas. Ellas estaban sobre su pecho y sintieron su corazón latir contra el suelo en el último momento.
Yo, boca arriba, viendo las estrellas; así me hiciste pasar mis últimos instantes; sola, lejos de mi casa y resignada a morir.
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