El sueño que fue

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En el principio solo había oscuridad y abandono. Accedí a acompañarle, aunque yo no entendiera por qué quería llevarme a ese lugar negro e infinito. Tomé su mano para saberme segura y en un instante mis ojos enfocaron color. Dos personas se veían a lo lejos y, para mí sorpresa, las conocía. 

No pude ocultar mi sorpresa, así que con mis ojos llorosos volteé a ver a mi acompañante como si a falta de palabras le agradeciera esta muestra de afecto.  

Sin pensarlo solté su mano y me dirigí corriendo hacia esas dos personas que hacía tanto tiempo atrás la muerte tuvo a bien arrebatarme. 

Ambos me recibieron con un abrazo eterno y no hubo palabras de por medio que el silencio no pudiera expresar. 

Mi acompañante se demoró en llegar junto a nosotros, como si no quisiera interferir en ese santo y perfecto momento. Fue ahí donde mi llanto se transformó en palabras y le agradecí la oportunidad tan grande y el gozo que su sorpresa había traído a mi corazón. 

Se veían tan hermosos, irradiaban tanta paz, incluso más de la que recordaba. Ojalá este momento durara por siempre, me decía a mí misma, pero sabía que no podría hacer que me acompañaran a casa. Así que procedí a decir aquello que me había guardado y deseaba tanto externar: «Les prometo que la próxima vez que nos veamos se sentirán orgullosos de mí». 

Yo esperaba una sonrisa de confirmación o unas palabras de aliento para reforzar mi promesa, en cambio recibí esto: 

«No es necesario que te conviertas, logres o hagas algo específico para que nosotros nos sintamos orgullosos de ti, pues ya lo estamos, por el simple hecho de que existes y tuvimos la honra de ser tu familia». 

Al mismo tiempo en que recibí estas palabras, las dos personas desaparecieron poco a poco frente a mis ojos para volver a una oscuridad penetrante. 

Al recobrar el sentido me encontraba aferrada al brazo de mi acompañante como ya había sucedido momentos atrás. Él me veía con una gran incertidumbre, pues al contarle lo sucedido él no recordaba nada. No entendía qué sucedía y era inevitable sentirme abatida ante las experiencias que estaba segura haber vivido. A pesar de ello, poseo la certeza de que la charla que experimenté no fue una invención de mi mente perturbada por el ayer. Sé que los encontraré al final de esta vida, allá donde ellos me esperan, allá donde por fin seré feliz. 

Y desperté.

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[…] –El presente texto fue publicado el 06/04/2023 en Universo de letras, Cultura UNAM y Dirección de literatura UNAM–El sueño que fue – Universo de letras, Cultura UNAM y Dirección de literatura UNAM […]

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