
Ya no siento nostalgia del pasado que no sucedió
ya no me remuerden las cosas que no hicimos
la primera persona del plural
que nunca sustituyó nada.
Las historias no narradas
guardadas para luego
en los visos de la memoria
y luego no existió.
Qué más da.
Estoy de acuerdo
con la inercia de las palabras
que no dije
y no dijiste,
aunque las guardo, como siempre,
en ese rincón de mi cuerpo
que atesora
lo inútil, lo vano,
lo vacuo.
Me siento conforme
con el extinto futuro imaginado
con mis planes hechos polvo
en el olvido.
Me alivia que no sepas de qué hablo
y tener la certeza de que no leerás esto
porque hay una distancia
de escalas logarítmicas
que nos separa de quienes
alguna vez fuimos,
no te enteras de mis nuevos planes
ni conozco la forma de tus hábitos.
¡Y qué felicidad!
la conciencia de este espacio vacío
que tu imagen no llenó
ni llenará.
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