Adorable y gentil cultor de flores
¿qué ocasión te asaltó de tantas dudas?
Pues yo tengo incertidumbres agudas
y te he manchado de duros reproches.
Tus ojos en lejanos horizontes
siendo tú de la ciudad de las rosas.
Yo, rosa de los palacios, mentiras
tuve a cambio de mi amor, no verdades.
Te confié mis pétalos más preciados,
con ellos me ofendes y los destrozas.
Esta rosa se te va de las manos.
Quédate ahí, en tu ciudad de las rosas,
que, en sus hierbajos vulgares y vanos,
estos pétalos no verás jamás.
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