
Te escribo desde un rincón del universo donde la realidad se difumina entre sueños y anhelos. Aquí, donde la imaginación reina con puño de hierro. Te he dado vida con la tinta de mi alma, y te describo con detalles tan vívidos como las pinceladas de un artista en su lienzo. Doy forma a tu rostro, a tus ojos: un par de estrellas fugaces que iluminan mi noche más oscura. Tu voz, una melodía celestial que susurra secretos a mi corazón. Tus manos, un refugio cálido donde mis penas se evaporan. Te invento una historia, un pasado que te define y un futuro que se entrelaza con el mío en un baile armonioso de posibilidades infinitas.
Sé que no existes en el plano tangible que habitamos los mortales, que eres una creación nacida de las profundidades de mi mente inquieta. Eres un refugio en la soledad que me abraza cuando el mundo se torna hostil; un compañero inseparable en la aventura de la vida. A pesar de tu naturaleza impalpable, eres tan real para mí como la brisa que recorre mi rostro, o el sol que acaricia mi piel con su cálido abrazo.
En tu ausencia, te escribo cartas llenas de emociones que no puedo expresar a nadie más. Te confieso los miedos que acechan en las sombras de mi ser, los deseos más secretos que arden dentro de mí con intensidad y las esperanzas guardadas en mi pecho que se elevan hacia el cielo como un ave en busca de la libertad. En tu silencio encuentro la paz que necesito para seguir adelante, la fuerza que me impulsa a enfrentar los desafíos que la vida me presenta con gallardía.
Escribo tu nombre en la arena, sabiendo que las olas lo borrarán con su danza incesante. Sin embargo, la marca que has dejado en mi corazón es permanente. Un tatuaje invisible que me recuerda tu dulce presencia.
Un día tal vez te materialices en mi vida. Quizá seas un desconocido que se cruce en mi camino, un amigo que se convierte en algo más profundo, o incluso un amor inesperado que irrumpa en mi mundo sin avisar. Pero hasta que ese momento llegue, seguiré escribiendo para ti. Llenando páginas con historias que solo nosotros dos podemos leer. Soñaré con tu llegada. Con el día en que nuestros mundos se fusionen en una hermosa danza, y la fantasía se convierta en la más dulce realidad.