En algunos casos es difícil explicar nuestras experiencias por falta de palabras. Éste no es uno de ellos. Estoy tan seguro y convencido de los efectos que ha tenido Universo de Letras en mí como ser humano, como estudiante y como lector, que comparto a través de este testimonio lo que me fue más representativo en los seis meses de mi servicio social.

Como economista en formación (y a nivel académico), no existe una vinculación y mucho menos una mención acerca de la importancia que tiene la literatura en la vida diaria; sólo se considera y sobreentiende como un deber ser. Y parte de lo que quería al entrar a Universo de Letras fue, precisamente, reencontrarme con esta parte de mí que había desatendido por tanto tiempo; la respuesta fue grata, porque no sólo se trata de un espacio creado para que los universitarios leamos los diversos géneros de la literatura, sino precisamente en actuar como intermediarios para lograr un cambio en la realidad en que vivimos. Todas y cada una de las actividades realizadas en este tiempo consistieron en acercar a todo tipo de personas al  mundo de la lectura y la escritura.

Claro, existió temor por no ser un lector asiduo y constante; sin embargo,  mi miedo estaba tan infundado, que al entrar y conocer por medio de los diferentes estudiantes aquellas perspectivas tan variadas y enfoques tan diversos de la lectura, fue gratificante que todos aportaran el material de su gusto para que todos lo conociéramos y ese miedo desapareció.

Siempre tuve miedo de la poesía. Parecía algo lejano y exclusivo para estudiosos de la lengua y puedo decir con toda certeza que estaba completamente equivocado; Universo de Letras abrió un nuevo panorama para mí en el que la interacción entre poesía y lector fue de lo más amena, divertida en algunos casos, y reconfortante.

Entonces, los invito a dar una vistazo al programa y su contenido, a las actividades, dinámicas y sugerencias que están incluidas en el mismo –ya que todas ellas han sido seleccionadas de manera muy cuidadosa y con mucho cariño–, para que tú, yo, y todos vayamos a buscar ese cuento, poema, novela, (canción incluso) que nos dejó una enseñanza o mensaje y nos cambió la forma de ver la vida. Al final del día, lo que más importa en Universo de Letras es hacer un mundo más lector, no importa de dónde vengan éstas.

Las Islas de la Lectura son en mi vida un parteaguas, me dotaron de un espacio donde compartir, debatir y conocer formas extraordinarias de la literatura. Más allá del desarrollo de habilidades lectoras, que impacta de manera positiva en tu profesionalización, este servicio social realmente devuelve un lazo significativo al trabajo social y colectivo. Yo encontré en la mediación de la lectura una forma propositiva de cambiar las historias personales. Además de las amistades entrañables que surgen del compartir nuestras ideas casi nunca afines pero siempre respetadas. Actualmente, comparto con una compañera de este servicio el sueño de un colectivo de lectura que pueda cooperar con la ampliación de los mundos.

Cuando pienso en Islas de la Lectura no lo hago como un recuerdo, sino como algo que sigue vigente. Y es que, si bien es cierto que fue en ellas donde hice mi servicio social, la experiencia no terminó con el mismo: permaneció como una forma de vida. Hoy en día puedo decir que fue en las Islas donde encontré mi vocación en la mediación de lectura y escritura.

Las capacitaciones, los talleres y las prácticas me permitieron desarrollarme profesionalmente. Pero fue la convivencia con el equipo de trabajo, compañeros de otras  licenciaturas y con personas, a veces interesadas y a veces no interesadas en los libros, la que me hizo amar y apasionarme por lo que actualmente hago: trabajar impartiendo talleres de escritura.

Sonrisas, recuerdos, esperanzas y diálogos son algunas de las palabras que guardo de mi recorrido por el mundo de la lectura en el programa de Servicio Social Islas de la Lectura.

Comencé mi camino en el programa con un conocimiento vago de la inmensidad del mundo literario y fui devorando las palabras que los autores me compartían.  Ahí descubrí a un autor favorito que ahora es el tema principal de mi tesis y que seguro me seguirá acompañando el resto de mi vida.

El diálogo con los compañeros de distintas facultades fue siempre la vía para hacer que nuestra esperanza en la literatura fuera aún más grande: hacer de las letras el camino que muchos debemos compartir para generar experiencias que nos hagan dejar el mundo mejor de como lo encontramos.