Nadie

Las calles están silenciosas

y desiertas. Solamente cruzan

las sombras de los árboles.

 

No se oyen pájaros, bocinas,

ni siquiera el motor inminente

de un auto siempre aproximándose.

 

Los ascensores, las escaleras

y pasillos de los edificios, vacíos.

 

En una cocina un charco

en torno al refrigerador

que se deshiela

con sus bandejas desnudas

y la puerta abierta.

 

Conservada en el hielo

no hay más que una arveja

muy pequeña, redonda y verde.

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