Tajo

Tiene que haber sido el mar con su furia.

Arrastró de tajo las formas, la lengua,

la plegaria matinal. Tiene que haber sido

esa descomunal fuente de cristal en pedazos.

Labriego insoluto, huérfano océano

desbordó la intimidad;

rabioso horadó los herrajes de la noche.

Furia venida del espesor de arenas

y rocas. Con su perfil de resaca

nos dejó sin costa, sin muelles,

en la abstracta posición del alba.

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