
Querida mía:
el ambiente es una cosa muy grande.
Ya lo has dicho entre auroras y tormentas.
Pequeños títeres salen de su boca
hechos para gravitar el fango.
Divagan sobre la cuerda más fina
bordeando el sueño con agujas.
No se puede abandonar la escena
sin una pierna rota
sin cráneos bruñidos colgando del cuello.
Entre trinos y garúa mis párpados se abren.
Con ellos abrazo el estertor humeante
arraigo de un iris marchito
de un cuerpo
entramado en la corrupción del verde.
Entre trinos y garúa un hilo de voz se quiebra,
desgrana bellos paisajes, ilusión de nácar,
himnos, arrullos, frases de libertad y sueño.
El paraíso se pudre demasiado pronto.
A esta parcela la devoran las hormigas.