Me gusta sentir cómo se desvanecen las raíces al tacto. La indolora metamorfosis dejó de ser discreta y se convirtió en la viva imagen de mi decadencia. Nunca imaginé que la alopecia golpease de manera tan decisiva antes de los veinte. Como si envejeciera de golpe y tuviese que conformarme con lánguidos testigos de lo que alguna vez decoró mi cresta hoy desnuda.
Me gusta verme desprendido de los conflictos matutinos contra el almohadazo. La mujer que amo nunca me objetó el cambio repentino cuando decidí que rasurarme la cabeza cada tres días sería la única manera de afrontar mi nueva condición. A veces me sorprendo contento al despertar de un sueño que me devuelve al vaivén salvaje de mis cabellos negros.
Me gusta llevar todos los días un otoño sobre la frente.
Semblanza
Soy Alejandro Sánchez Cancino, tengo 22 años y soy estudiante de Antropología de la UNAM. Encuentro en la escritura una manera de desenredar mis pensamientos. Acaricio plantas y riego gatos.