Una vez vio un bosque
a lo largo del fango:
se encapsuló en el fuego de las rocas,
sobre el río saltaban
salmones azabaches e inflamados.
Nadó bajo la tierra
cortando las raíces,
se llenó de gusanos
sin obedecer el espacio
sobre la humedad del aliento verde.
El más bello palpitar
le presentó el follaje
por encima de sus ojos.
Cansado, entretejido de males,
corrió sobre ningún camino
sólo por un atisbo de felicidad.
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¡Exquisitez literaria!
Sin más que agregar, excelente poema.
Menuda obra de arte 20/10