Adán

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Los poetas son seres excepcionales. Han querido nombrar lo innombrable; no han podido y lo nombran en la imposibilidad, con metáforas y figuras que a golpe de sílaba nos dicen que no hay suficientes palabras para cada significado.

¿Por poder divino Adán puso nombre a los seres vivientes? Es más fácil nombrar lo palpable, lo visible, lo tangible. Quizá por revelación divina el Primer Hombre debía llamar a su compañera según su destino, «la madre de los vivientes», mas la llamó «Eva» por provocarle desesperación y anhelo.

Lo invisible, lo intangible también puede ser nombrado. «Adán, hay algo en mi pecho al observar las nocturnas luces de la ciudad. ¿Qué es?; a los tres años quise atrapar una partícula de polvo a través de la rendija de la luz temprana. ¿Cómo llamar a lo que me provocaba observar las que no estaban en mi mano, aunque tenía en la palma lo que quería?; ¿cómo llamar al descubrimiento de lugares conocidos?; ¿qué provoca el cello cuando inunda los oídos del corazón melancólico?; ¿improvisaste o un ángel te susurró al oído?»

Adán, ¿cuántas veces al no nombrar lo nombraste? No puedo ser poeta. Lo sé bajo la imposibilidad de decir lo que siento bajo el techo de este diván. Los poetas son seres excepcionales. ¿Por qué no puedo ser Adán?

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