
Esa tarde fui feliz.
El atardecer sabía a melancolía,
se escuchaba lo que ayer
se habría llamado música,
aunque era sólo la vida.
Vi a la gente pasar, nadie dijo nada; no hubo palabras:
sus pensamientos queriendo escapar,
sus emociones queriendo ser voz.
¿En dónde están todos?
Quizá soy yo quien no está aquí.
La tristeza se ha ido, ya no tiene nombre.
Sin nombre, todo se olvida.
Y lo que no se olvida, se queda en el misterio.
Hoy somos un secreto. Mañana seremos una revelación.
Me desperté sin saber nada, y ahora por fin siento quién soy.
Hoy sé que soy feliz.
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