El capítulo en blanco

pexels-aslhndogan-10107938-scaled-thegem-blog-default

Hay tantas preguntas en mi mente que por las noches mi cabeza no encuentra consuelo para ellas. No le queda más remedio que trasnocharse discutiendo aquello que en primer lugar nunca fue una incógnita, simplemente una oración mal estructurada o algo tan trascendental que a nadie se le había ocurrido.

Por mi cabeza ronda un caminante, un señor cansado con un reloj que nunca deja de hacer ruido, me persigue noche tras noche y en cada una de ellas él trae consigo nuevas preguntas, pensamientos y escritos. Cada palabra que sale de la boca de mi señor reloj no es más que otra incógnita que no me dejará dormir, otro pensamiento que me creará inseguridad y un escrito con el que tal vez podría lucrar. El señor tiene una cara muy apática, sus dos blancas cejas siempre están fruncidas y su boca esboza una mueca de desagrado, como si de algún modo estuviera resentido con el mundo. Al conocerlo mejor te das cuenta que no es malo, solo está amargado, por todo lo que vivió, tantas cosas de las que arrepentirse y tantas cosas de las que huir. Cada quien tiene a su persona reloj, al menos así los llamo yo: para algunos será un humano pequeño, o por el contrario un adulto mayor, claro que puede haber más edades y más aspectos del que te describí. Su existencia y su propósito aún no me son claras, supongo que será alguna parte de tu cabeza, ese pequeño subconsciente, ese sentimiento de angustia hecho hombre, ese futuro al que tal vez estás encadenado. 

Si tengo razón en lo último, significa que siempre viviré en la incertidumbre y mi vida está sellada por un “qué hubiera pasado si…”. Y yo no quiero eso, yo quiero vivir, ser libre y ser feliz, quiero reír, llorar y gozar del sentimiento de estar vivo, descubrir el mundo y descubrirme a mí, qué soy, quién soy, cómo soy y qué me hace feliz, descubrir de qué soy capaz y explotar al máximo mi potencial. Quiero liberar a mi señor reloj, y si eso no es posible, viviré para que él ya no tenga que arrepentirse de nada nunca más. 

No sé cómo llamaré a este nuevo capítulo en mi vida. Tal vez incluso lo deje sin nombre para darte ese privilegio a ti, o simplemente lo deje en blanco, ese será un tema a discutir en el futuro. Por ahora, a lo que sí le daré un nombre es a mi nuevo yo, y será Libertad.

4

Dejar un comentario

X