
Los buenos tiempos, cuando la casa me sostenía a mí y no yo a ella.
El buen clima, cuando llueve y la cosecha abunda.
Los buenos días, cuando amaba más y dolía menos.
El buen juicio, cuando yo no usaba como muleta emocional a seres más jodidos que yo.
Las buenas formas en las que solía tener un límite para contener mis emociones.
Los buenos recuerdos, ficciones.
El buen entendimiento, aquel que me permitía escucharme solo a mí.
El buen físico, que solo puedo sostener con disciplina, que no tengo.
Aquellos tiempos en los que tenía más fotos y menos urnas fúnebres.
He sobrevivido
Y por ahora
eso es el buen tiempo.
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