E=mc2

pexels-soumil-kumar-735911-scaled-thegem-blog-default

Sentada y con los ojos cerrados, medito muy a fondo sobre la manera en que se ha ido y permito que siga sucediendo; dejo ir en mi respiración horas, minutos y segundos. El tiempo, mi tiempo; tardío es en ocasiones cuando, por decisión propia, inmediatamente después de una idea, me siento lista para plasmarla, para hacerla real o volverla audible al ser leído esto en voz alta. Entonces, quedarme fija en un instante, ser el tiempo de alguien más e incluso pasar de la bilocación a la omnipresencia. 

En mí, el tiempo corre siempre pero no lleva prisa: es, como si no necesitara nunca llegar a algún punto, como si no existiera un lugar que pudiese detenerlo, pues nada tiene el suficiente tacto para hacerlo, para ayudarlo a poseer autonomía en su transcurrir. Nunca se ha separado de mí, yo soy el tiempo; lo puedo ver luciéndose por mis dedos mientras teclean cada palabra, lo puedo oler al volverse humo cuando de fumar se trata, lo escucho ser mi risa, lo ignoro cuando el sentir de la ocasión no me agrada, y claro, lo saboreo en la mesa de mamá. 

Así, el tiempo se ocupa de ser el responsable de encontrarme en los momentos de mayor satisfacción, cuando mi cuerpo es tan ligero que basta apenas un segundo para poder sentirme libre, para dejar que todo avance y pensar que floto, que no basta más que el viento para avanzar. Luego, simplemente cambia… 

El tiempo se encarga de llevarme también a escenarios catastróficos, esos que se forman poco a poco. Curiosamente, percibo la manera en que va aumentando su intensidad: cada vez estoy más lejos del control y cada vez estoy más cerca de llegar al punto de conjunción de todo lo que conlleva la palabra energía y la necesidad del tiempo para ser comprendida. 

Una vida después, con los ojos abiertos y de pie, contemplo el transcurrir de lo pensado: el reflejo de una figura soez postrada en la grandiosa idea de sentir la soberbia, y una marca de ciencia y ficción en el pecho me recuerda que solo soy masa por la velocidad de la luz al cuadrado.

24

Dejar un comentario

X