
Te he escrito tantas cartas,
más de las que alguna vez imaginé.
¿Son de amor?
Claro que sí.
En algunas rogaba
te quedaras conmigo.
Otras tantas pedían perdón,
y muchas más hablaban
de cuánto te amaba.
Todas compartieron
la misma teoría.
Lo que sentía por ti era
más grande que el alma misma.
Y si no lo ponía en papel,
corría el riesgo de quedarse
atorado en mi pecho
hasta marchitarme.
Es verdad que aún te escribo,
pues me ayuda a expiar todo aquello
que ya no puedo decirte.
Como si con cada carta
floreciera una especie de absolución,
para mí, para ti,
para el amor que ya no pudo ser.
Sólo así podré enviarlo como un ramo de flores
al lugar en el que estés.
0