
Lamentos hambrientos de besos,
desesperación carcomida
por tus lejanos labios; esos
que me arrebataron la vida.
Tu recuerdo, fiera cerril
que devora aquellas palabras
que te dediqué el mes de abril.
Amor de miradas arcanas.
Hoy te arropo así, en mi memoria
con las despedidas discretas.
Viva está la distante gloria
de las nostalgias que despiertas
en cada noche de ensoñación
y en cada rincón de este dolor
que también es llamado aflicción.
Ya no te escribo cartas de amor.
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