
La historia de la humanidad es una secuencia infinita de crueldad.
Se deben desandar los pasos y seguir.
Somos esclavos del paradigma en que nacemos,
de todo aquello que decidimos amar y proteger,
de esas cartas de amor que hemos escrito con lágrimas en los ojos, hoy nuestra condena.
Jamás entenderemos que el amor o la ética, lo mismo que la formación religiosa, son cuestiones meramente de necesidad temporal para no sentir el rigor de la vida y así no sufrir.
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