Un nombre es una palabra
que si se pronuncia en llanto
hace sangrar al corazón,
lo deja sin latidos.
Una palabra sola
es suficiente para derrumbar
la idea más enraizada.
Una palabra sola, tu nombre,
haría dudar al más sabio.
Tu nombre,
hoja marchita que cayó en otoño.
Tu nombre,
brisa fresca nacida en la mañana.
Es la espera de una vida que jamás llegará,
una palabra sola,
que logrará quebrantar
la más grande certeza que se haya tenido.
Pronuncio tu nombre sumergida en mis lágrimas
y clamo por la paz por ti violentada.
Esperando
una palabra tardía: tú.
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