
Ella escribe poesía y sueña despierta mientras ve el atardecer en el mirador de Lyon.
Ella escribe poesía que describe el primer encuentro con aquel que habría de cambiarlo todo.
Ella escribe poesía intentando explicar con palabras aquel lenguaje del corazón que sólo un par de locos entienden; aquello que en una cálida burbuja de fantasías se llama amor.
Ella escribe poesía, recorriendo a besos el cuerpo de su amado.
Ella escribe poesía, intenta componer una melodía con los suspiros que su amado inspira.
Ella escribe poesía en la que rima aquellas confidencias y palabras bonitas que su amado susurra suavemente a su oído.
Ella escribe poesía contándole a sus amigas aquello que siente entre los brazos de aquel en cuyos ojos puede perderse por horas sin retorno.
Ella escribe poesía exponiendo secretos y confidencias que sólo un beso expresa.
Ella escribe poesía llorando por cada estrella que ha perdido y cada taza de té matutina que jamás volverá a tener.
Ella escribe poesía, extraña el olor a miel con el que nunca volverá a despertar.
Ella escribe poesía sabiendo que ha perdido al amor de su vida.
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