No importa el día ni la hora, tampoco importa el lugar donde te encuentres, de donde vengas o al que te dirijas.
Poco interesa la edad que poseas y mucho menos la ideología que profeses. Cuando algo nuevo ocurre, él siempre aparece.
Suele mostrar un aspecto diferente y provocar diversas sensaciones, pero en el fondo es él usando su mejor disfraz.
Ha hecho del tiempo su mejor amigo, ha corrompido las manecillas del reloj para garantizar su eterna existencia.
Así es como todo comienza…
Conoces nuevos rostros, visitas otros sitios, te enfrentas a circunstancias ajenas y descubres sentimientos totalmente extraños.
Todo lo que aparece frente a ti es un espacio fértil para que el miedo que se manifiesta una y otra vez, como un capullo que florece en lo más profundo, alimentado por dudas e inseguridades que construyen este bucle infinito.
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