Soy un turista con árboles amarillos
y escarabajos gigantes en la memoria.
Un requinto con cabeza de pato.
Un perro de agua muy solo,
negro y brillante, en medio del pueblo.
Nunca aprendí a tocar la jarana
ni la quijada de burro.
Nunca hablarán de mí los ancianos
que beben cuando anochece.
Pero te escribiré sobre la vez
que me arrojé al río
para demostrarte que sabía nadar,
porque estabas sentada en la orilla
y me mirabas.
9