Príncipe de belleza sin igual,
caballero sin armadura con una capa de grandes proezas
que con inteligencia llevas por emblema,
orgullo de una gran nación y nobles ideales.
¿Qué ha de hacer esta chica para ser la reina de tu amor?
Cruel existencia que me aleja de ti,
que me condena a tus despechos
y que no me deja dormir al pensar en los espejos
en que se convierten tus ojos cuando misericordiosos
me miran con amor.
Recuerdos raigambres que se niegan a morir
recorren mi cabeza cada noche antes de dormir
sin poder evitar que remordimientos y lamentos lleguen a mí.
Las lágrimas caen y hasta que Morfeo se apiada de mí
es que consigo liberarme de la dulce condena de tus labios.
Dos años después aún no me queda claro el porqué de tus desplantes.
Dos años después me queda claro que tu amor no es para mí,
pero tampoco yo soy para ti.
Falso príncipe, ¡ay de ti malvado por quién he perdido
dos años de mi vida creyendo en una fantasía!
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