En un planeta llamado Tierra, donde habitan seres vivos con un sinfín de cualidades, hay unas criaturas bastante valientes: no son muy grandes, ni tienen la fuerza para mover autos, tampoco leen la mente de las personas. Su herramienta de trabajo generalmente es un arma de fuego, y no, no la eligieron para dañar a los otros seres vivos que habitan en el mundo, la eligieron para usarla solo en casos donde la vida de alguien, incluso la de sí mismos, está en peligro.
Estas criaturas son hombres y mujeres que han elegido ser policías, soldados y guardias nacionales por vocación o por necesidad, pero sin importar el motivo en su mayoría son seres con un alma protectora, un temple de acero y fuerza de voluntad infinita. La mayor parte del tiempo son seres valerosos, cuando es necesario se hacen más grandes para proteger a los civiles, a veces hasta les toca leer la mente de aquellos que intentan hacer daño a otros.
Además, estas criaturas con poderes inexistentes pasan horas de pie, con un pesado uniforme, sin tener un lugar donde poder realizar sus necesidades fisiológicas, sin comer, muchos de ellos a muchos kilómetros de distancia de las personas que aman, pero lo que más les pesa a estas criaturas no es su uniforme, son las miradas de desprecio de personas que por una mala experiencia consideran que todos se conducen de igual forma. Con plena seguridad afirmo que hay muy buenos policías, soldados y guardias nacionales. Al final del día son humanos, no máquinas, ni mucho menos robots.
Ojalá la próxima vez que un terrícola se encuentre con una de estas extrañas criaturas que dan la vida por desconocidos, hagan más liviano su día con un cordial saludo o una sonrisa, porque eligió, entre todo lo que pudo haber sido, ser un héroe sin poderes.
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