I keep on coming back to you…
William tenía que comenzar a escribir las nuevas canciones de su próximo álbum. Pero lo único en lo que podía pensar era en él.
Por fin había conseguido su portada en la revista “Rolling Stone”. Su manager le dio algunas indicaciones sobre el vestuario que usaría y las cosas que debería mencionar durante su entrevista. Al salir de su camerino una chica lo condujo a una pequeña habitación con piso de madera y paredes blancas. Ahí estaba un hombre muy joven, demasiado alto, con una larga melena rizada que era alejada de su rostro gracias a una bandana. William se sorprendió al admitir lo guapo que era el muchacho y admiró por unos segundos sus bellos ojos color esmeralda.
—Soy Edward, un gusto conocerte William —se presentó el fotógrafo.
—El gusto es mío.
—¿Te parece bien si comenzamos?
William asintió.
Su relación con Edward había empezado inesperadamente. Antes de conocerlo no se había cuestionado nunca su sexualidad, pero estaba seguro que había llegado el momento de dejar de fingir ser alguien que no era.
El ojiazul necesitaba tener a Edward de regreso en su vida, así que busco en su teléfono una de sus fotos favoritas con él. La foto se la habían tomado cuando fueron a París, estaban besándose frente a la Torre Eiffel y las luces de la Torre iluminaban sus rostros. Pocos días después, la publicó en todas sus redes sociales con la descripción: “al final lo encontré”.
A las 4:00 pm, la puerta de su penthouse se abrió. Edward tenía su propia llave, él se la había meses atrás. Un olor a canela y vainilla invadió sus fosas nasales y pensó: “ese es el peculiar aroma de Edward”.
—Hola —saludó tímidamente.
—Ha pasado mucho tiempo —respondió William.
Hubo un breve silencio entre ellos.
William pensó que, si no hubiera conocido a Edward, nunca se habría atrevido a aceptar quién era de verdad.
—Tomé muchas decisiones equivocadas en mi vida, pero querer estar contigo es lo más auténtico que he sentido.
El futuro era incierto, pero William y Edward estaban destinados a estar juntos, sus caminos se habían encontrado y era hora de dejar el miedo atrás…
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