Declaración de amor

He estado contigo en los lugares donde tuve rota el alma y apagado el corazón. 

Añadiste al desorden que es la existencia un poco de arrebato, porque el amor a todas luces es siempre caos, pero es también tu letra escrita en un papel, tu libro favorito y esa delicadeza con la que juegas con mi cabello. 

Cuántas lágrimas habría dejado secar en soledad, de haber sabido lo que vendría después, siquiera saber que habría un después y un alguien. 

¿Por qué no lo supe antes? Tenías que tomarme distraída, empecinada en mis desdichas, en la más profunda calma. Teníamos que encontrarnos, en medio del desastre que usualmente es esta vida, de la manera más insospechada.

Presiento que esto, el Universo lo sabía, tú lo sabes, Dios no juega a los dados, pero siempre tira a ganar. Teníamos que elegirnos, porque esto entre nosotros es tanto una moneda lanzada al aire como una decisión que no depende del azar. 

No voy a rebatir que luce ilógico sabernos en el momento correcto, porque hasta que llegaste, no sabía que necesitaba que alguien me abrazara de la manera que tú lo haces, ni que una mano sostuviera con tanta fuerza la mía. 

Incluso en mi silencio ante esta hoja, puedo sentir tu eco en los huesos, y cómo se eriza mi piel con cada beso tuyo, con cada una de tus palabras.

Estaba escrito en alguna parte, te lo juro, que cada pequeño dolor se arrastraría por nuestros cuerpos de manera salvaje, hasta encontrarnos. 

Ahora reviso en todas las páginas, entre mis poemas mal escritos y todos esos libros, en los versos que me aprendí antes de ti, en mis ruinas, los recorro cada uno para encontrar el fragmento donde estaba dicho, donde estaba anotado que así sería, que esto pasaría…

Que el amor me encontraría, al final, en un reparo de irracional verdad, en todos esos sitios donde alguna vez me sentí rota y en otros tantos en los que alguna vez puse a dormir el corazón.