Kolmuit

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Mi mente es una máquina de escribir Corona & Smith modelo Clipper 1947. Las teclas golpean el papel una a una, el mecanismo convierte cada uno de los círculos con un carácter en algo tangible a las palabras; hace repetirlo todo en conjunto con el rodillo. Rebota, da vueltas, relincha; la cacofonía de una sola palabra: mierda. 

A veces pienso que la vida se trata de un destino casual; que los sueños no son más que proyecciones del azar y que las fantasías son entes de nuestra propia creación. Así es. Las fantasías identifican lo más profundo de nuestra mente y lo proyectan hacia el más allá de nuestra conciencia. La realidad, por otro lado, no es más que empírica razón, como la existencia o inexistencia. La realidad son los puentes entre las islas de los sueños. 

Kolmuit, ¿son realmente los sueños peligrosos? Siento miedo. Es horrible. Tuve un sueño, una fantasía que no debía tener. Les atrapé y ahora no puedo pagar el costo. Se me caen los dedos uno a uno; me desuello lentamente; los ojos se me derriten de una manera tal… Soy víctima de una guerra imaginaria, de bombas imaginarias, de espadas imaginarias, de una angustia imaginaria, de una rabia imaginaria y, aun así, de un dolor real.

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