
Abril 21, 2023.
Se rompió el silencio de la habitación con las lágrimas que invadieron las mejillas de mi madre. Tomo sus manos a manera de diálogo e intento de consuelo. Todo estaba bien, y de repente estaba en un quirófano, me dice. Y sí, todo estaba bien. Estos últimos 10 días han caminado más lentos de lo habitual. Los días antes del 11 de abril transcurrían entre bailecitos, risas escandalosas y conversaciones que rayaban en lo teatral. Hoy sus manos no se han movido al ritmo de su risa, tampoco han robado un gajito de buganvilia por allí. La tarde del lunes previo a la cirugía, sus manos en un gesto natural se posaron sobre su vientre, diciendo lo siguiente: Aquí te formaste, aquí te sentí por primera vez. Aquí fuimos una. Hoy sus manos se posan sobre el abismo de cristal de 12 cm que se estableció autoritariamente sobre su abdomen. Hoy tomo esas manos a manera de diálogo e intento de consuelo. Acuerpo sus manos en un intento de acuerpar un dolor, un vacío y una pérdida que no entiendo, pero acompaño y arropo con toda la hijitud que esos tres lugares resignificaron para mí.
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