
Dos platos sobre la mesa, una porción de arroz simple
que llevamos comiendo desde hace tres días
tan repetitivo,
y desde que llegamos ha sido así
tan monótono,
porque hasta la bebida se sirve en los únicos dos vasos de cristal
que alguien dejo atrás
tan aburrido,
pues la televisión es una caja gris que tememos explote
en cuanto la conectemos a la corriente
tan desanimado,
que la vista panorámica desde nuestra mesa sea la fachada de un centro comercial
tan cansado…
y solo porque me da pereza cocinar todos los días.
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