El nacer

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Fue un lunes, la madrugada cubría la ventana y un ardor en mi vientre llegó. La sensación me fue ajena, la carne se sentía supurar por dentro. Por mi mente pasaron mil pasajes, pero ninguno me remontaba a una referencia igual. Entonces la necesidad, esa búsqueda por salir rápidamente de mí. Corrí, dejé una estela delgadísima de la que yo era. Entré sin temor y en la prisa, brotó un hilo casi rosa y marrón, luego escarlata brillante. Inmóvil, sin pertenencia, no pude más que sacar un grito ahogado, en silencio. Y la luz entraba ya, la mañana me sorprendía y aquel día lo supe. Ya no era, ya no fui, pero ahora soy y comienzo a verme diferente, a sentirme más y a reconocerme un poco. El lunes despertó y yo nací mujer.

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