
Vuelvo a ese día sorteando el eco de caras y de voces, de cuerpos difuminados, apenas siluetas que caminaban alrededor nuestro. Retazos decisivos, importantes, que sostengo delicadamente en busca de una unión: mi mano que pendía entre las luces, midiendo la distancia entre mi cuerpo y el tuyo.
Recuerdos de ese día que organizo sin dejarlos al azar: ambos nos volvemos personajes de mi memoria, pero tú, vivaz, te mueves independiente de lo que yo recuerde de ti, contando tu propia historia; rompes el espacio circunscrito del recuerdo, superas mi evocación, pero logro retener, al menos por unos segundos, ese momento de estallido en que, sin conocer a ciencia cierta al responsable, alguien besó gentilmente al otro.