Una mañana
desperté sin alba,
sumergido en las tinieblas
que me habían acompañado
a lo largo de mi vida.
Perdí la brillantez
tan pronto nací,
salí de las cenizas
y al cielo subí.
Yo, el brillo menor,
había caminado separadamente
cargando un conejo
como símbolo de mi labor.