Wish-land

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SECRETA”. Si revelo su funcionamiento, su estructura y mi papel en ella, probablemente me tacharían de egoísta. Yo misma me estoy catalogando de ese modo en este momento, al imaginarla.

            Podemos caminar sin empujones, los autos fluyen correctamente y no hay accidentes. Rampas y líneas guían en el piso, nadie tiene impedimento alguno para moverse, para ser ellos mismo. Hay varias bibliotecas y librerías; si eres un ávido lector, cada año que termina logras ciertos beneficios en lo que a libros respecta. Hay colores y el clima es apropiado, nunca demasiado excesivo en el calor o en el frío, siempre hay un punto medio.

            No hay alcohol, o eventos indeseados provocados por este. Todos salen tranquilos y se divierten sin necesitarlo. Lloran si quieren, ríen si quieren, no se sienten juzgados y no necesitan ese “potenciador”. En mi ciudad secreta el alcohol y la borrachera no son el detonante de la sinceridad o el desastre.

            Las autoridades hacen su trabajo como es debido, y el sistema de salud ayuda a todos. Se cubren las necesidades de todos, los recursos nunca son robados o usados a medias, nunca se dice «por el momento no contamos con los medios para atender/servir…».

            No suena tan mal, ¿cierto? Hasta ahora no hay ningún motivo para ser considerada una egoísta. Pero todo cambia cuando comienzo a describir a las personas y mi relación con ellas.

            Porque en mi ciudad secreta no soy dejada de lado. Mi ciudad secreta es aquella en la que no me siento como alguien sin importancia, y la gente juega un papel muy importante. En mi ciudad secreta soy vista y apreciada. Incluso tengo un listado de cosas que mi ciudad secreta logra complacer:

1. Me ven y me saludan.

2. No me interrumpen.

3. Atienden a lo que digo, siento y pienso.

4. Lloro, grito y me quejo sin ser tachada de débil o mal agradecida.

5. Puedo esconderme unos momentos de todo, cuando me siento sobrepasada. No soy juzgada ni me exigen explicaciones.

6. Tengo mensajes en mi bandeja. No comienzo siempre las conversaciones.

 7. Recibo una llamada cuando necesito hablar con alguien. No soy la que siempre busca desahogarse y termina guardando cosas para no ser juzgada.

            Soy esto y mucho más. Tal vez puedan decir que soy un poco egoísta, dependerá de quién me lea. Por eso le decimos ciudad secreta; moldeamos una idea como queremos para poder ser quienes anhelamos. Una ciudad donde las cosas, situaciones y personas respondan a los vacíos que tenemos.

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