En un mundo donde la incertidumbre es lo único asegurado para todos, una chica llamada Jesica reflexiona acerca de que antes de realizar cualquier acción importante, se le pide ayuda a un dios para conseguir el objetivo. Ella y las demás personas que han tenido que caminar sobre un suelo inestable toda su vida, desesperadamente buscan formas de aliviar esa preocupación: algunas tomarán refugio en ideologías para realizar sus actividades diarias, otras se mantendrán al margen de lo que un sistema les dice que deben hacer para obtener un poco de seguridad.
Lo que más le molesta a Jesica de esta asimilación, es que ella es consciente de que ha dejado de creer que realmente lo que sea que haya afuera, en el universo, conspira solo por una vez en favor de sus metas.
Preguntas como: para qué, por qué y si acaso debería seguir molestándose en seguir con esta plegaria constante que sólo es una conversación unidireccional, plagan su mente. ¿Qué se puede esperar sino seguir de frente a lo que podría ser el abismo mismo? Sólo se sostiene un constante pensamiento: en cada nuevo intento, a cada mañana, tal vez haya una mejor respuesta que las que ha obtenido hasta ahora.
