Dame tu vida pajarito, dijo.
Pero a cambio de qué, señor, le contesté.
Te doy esta libreta, un bolígrafo nuevo,
silencio y soledad.
Y si mal no recuerdo, yo no dije ni pío;
pero ya nada más
miro los cuatro rumbos desde entonces,
no puedo recordar por cuál salió volando.
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