
Cuando te dibujo lo hago en todas partes:
en el tejado, en mi mente o en los parques.
Has expandido mis lienzos
y te daré mi pluma cuando la encuentre,
pues me encantan los cortometrajes
que armo con el encaje de mi memoria.
Ahora tu imagen bella me consume.
Va más allá de lo que el ojo humano admira.
La pinto en el cielo y entre carboncillo,
con la playa, la luna y el sol amarillo.
Pero incluso la naturaleza es incapaz de retratarte:
tu cósmica esencia va más allá de una obra de arte.
Cuando me topo con la luna,
solemos charlar amenamente.
Me habla sobre su estrella
y yo le cuento sobre de ti sin descanso.
Ella se pone tranquila.
Hablamos y su pálida luz me abriga.
Ambas verbalizamos de nuestra vida:
los amores que llegaron sin sentido
y de lo inefables que son.
Charlamos sobre cómo los amamos
con mucho más que solo el corazón.