La despedida

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Durante las últimas dos semanas la abuela se peleó mucho con su cuerpo. La lucha fue tan grande que su mente decidió desconectarse para descansar. Sin embargo, el resto de los órganos seguían necios con sus funciones a un ritmo acelerado para mantenerla viva.

Habían pasado meses desde que dejé de vivir con la abuela. Eso no evitó que la visitara al menos una vez a la semana. Aunque para ella, que estaba muy acostumbrada a mi presencia, no era suficiente; así que consiguió un pretexto para verme una vez más antes de que sus pensamientos decidieran extinguirse. Me marcó por teléfono con la excusa de configurar Netflix en su televisión. Lo hizo desde el celular de mi tía que la acompañaba en ese momento. Sé que me esperó como a ella le gustaba hacerlo: sentada en su sillón, frente al televisor apagado, pero entreteniéndose con videos que guardaba en el celular. Lo hizo por el resto del día, hasta que el cansancio de la espera la venció y le llegó la hora de tomar la siesta.

Al despertarla regresó al sillón con pasos lentos. Comía galletas y reía de cosas que solo a ella le parecían graciosas. En plenas ocurrencias, ordenaba que toda la familia pasáramos la noche en su casa. También se puso de pie con la intención de cambiar en ese momento las sábanas de su cama, pero el enredo de sus piernas deterioradas la frenaron antes de intentarlo. Me dijo, por primera vez, que si Dios le daba oportunidad nos veríamos el próximo sábado. Nunca había expresado la necesidad de un permiso para estar juntos. Sabía que no me gustaba despedirme de la gente; ahora entiendo que lo dijo para evitar que yo sintiera la despedida. Regresó a su sillón para ver la televisión y se puso a reír con sus programas coreanos, para que yo viera que se encontraba de maravilla.

Al día siguiente, murió. La familia decidió guardar las cenizas en la iglesia de la colonia donde vivía: el lugar al que llamaba casa.

A veces, la abuela viene a verme en las madrugadas. Siempre dijo que su nombre significaba cielo. Ahora sé que, cada vez que mis sueños se convierten en nubes y suben por las noches hacia lo más alto, es una forma de volver a encontrarme con sus pensamientos.

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