Lo que solo vimos

pexels-pixabay-50987-scaled-thegem-blog-default

—Serían ciento catorce. ¿Efectivo o tarjeta?

—Tarjeta.

—Por favor, insértela y cuando le pida su NIP me ayuda a ingresarlo.

Es muy lindo. Cada vez que vengo por mi café no puedo evitar verlo. Incluso cuando llego, pido que no haya descansado y que esté en la barra. Se ve tan tierno y agradable, pero a la vez es tan seco al momento de atender. Supongo que tiene que ver con trabajar en atención al cliente. Prefiero no arriesgarme y mantener una mirada seria; por eso dicen que parece que odio a todos o que soy super mamón. No siempre es mi intención tenerla, pero a veces prefiero mejor sí dejarla.

—¿Ocupa su ticket?

—No… Gracias.

—Le entregan al final de barra. Buen día.

Él se alejaba de manera normal, pero yo no podía dejar de imaginar que lo hacía de forma especial. Especial ¿para quién? ¿Para mí? Lo dudo. Aunque a la hora de pagar sus manos le temblaban. Debo dejar de darle vueltas; es obvio que solo era algo normal.

Melina se me acerca luego de atenderlo y, medio susurrando, me pide información de él. La mayoría de las chicas de aquí piensa que es de los clientes más guapos.

—Es hermoso. Y esa voz… ¡Uf! De los que me gustan.

—No puedo negar que es atractivo.

—En verdad me encanta. Me dan ganas de pedirle su número o de conseguir su Instagram. ¿Sabes cuál es nombre?

Emiliano.

—Pero completo.

—No…

Demonios.

Emiliano… Buen nombre. Es muy guapo, alto, bien cuidado y, como dice Melina… esa voz. Si a todas las mujeres de aquí les gusta, me imagino que afuera tendrá más. No creo que tenga los mismos gustos que yo, pero no puedo dejar de imaginar qué pasaría si me atreviera a pedirle su número.

Mis manos no dejaban de temblar a la hora de pagar. Traté de ocultarlo, pero me fue imposible. No quiero hacerme ilusiones porque, al parecer, él no le dio importancia. Por su gafete sé que se llama Pablo. Lindo nombre. Por más que lo intento, no puedo evitar verlo; no me canso de repetirme lo tierno y lindo que se ve. Él tiene algo diferente. Algo especial que me atrae. No dejo de imaginar el día que me atreva a pedirle su número. ¿Qué hará o qué dirá?

Veo cómo recoge su pedido y se va. Trato de disimular para que no se dé cuenta que lo observo. Él sigue en su puesto. Sale por la puerta y no dejo de imaginar.

Doy una última vuelta y Pablo sigue en su trabajo. No dejo de pensar qué pasaría si… lo intentara; si me atreviera.

9

Dejar un comentario

X