Y mientras, yo te recuerdo

pexels-meguchi-343871-scaled-thegem-blog-default

Sí, es complejo intentar verte, pero no poder; saber todo de ti, menos lo que dice tu expresión.

Mientras yo cierro los ojos aquí en mi habitación, tú dijiste: «Fue un placer conocerte. Volvería a cruzar por esas calles y asistiría a las mismas conferencias, solo para que nuestros caminos se toparan». Eso bastó para que yo me quedara un poco más recordando todo lo que vivimos, cada carta que me enviaste, cada vez que en medio de la multitud tú y yo fuimos la pareja ideal que mi familia y amigos aceptaba, con la que se llevaban increíble. Eras tú y siempre has sido tú.

«¿Cómo es que eres tan perfecto? ¿Cómo sabes cada cosa que a mí me lleva a la plenitud? ¿Cómo? Acaso… No tendría lógica», pienso mientras tomas mi mano y yo aseguro nuestra felicidad. Como volviendo a la realidad, te escucho preguntar si prefiero comida china o italiana; y en medio de mi aturdimiento por la irrupción, solo acudo a tu disposición. Miro mi teléfono y ahí estás tú como contacto preferido.

Y mientras abro los ojos, vuelvo a mi realidad fragmentada, a la terapia que mi psicóloga dirige con paciencia. Ella solo sonríe y dice: «Él, nunca existió». Un escalofrío recorre mi cuerpo. ¿No? Pero si tengo presente a Lau preguntándome por vos, y a mis amigas incluyéndote en sus planes. ¿Cómo que no eres real, si mi corazón se emociona cuando te tengo cerca de mí?

16

Dejar un comentario

X