Han pasado 5 meses desde que yo tomé el tren y tú te quedaste con tu elección. 5 meses no es mucho, no es mucho si lo vemos hacia atrás, no es mucho si lo vemos hacia adelante, pero estos 5 meses sin ti me han parecido una eternidad. ¿Cómo está Nora?, ¿cómo están todos? Espero que estén bien, yo estoy bien y, bueno ¿cómo estás tú?
A veces, mientras voy en el metro rumbo al trabajo, con los audífonos puestos, imaginando y divagando, mi mente se suelta y piensa en lo que puede ser, en el futuro, en si alguna vez nos volveremos a ver. Imagino que un día yo estaré en la librería acomodando esos estantes largos y llenos que parecen nunca acabar y la puerta se abrirá: «Buenas tardes, en un momento los atiendo», gritaré antes de darme la vuelta y verte, con tus lentes, con tu pelo negro y tus botas. Me paralizaré un instante, pero después te sonreiré y, por fin, después de 5 meses sin ti, 5 meses sin verte, sin hablarte, sin nada, me devolverás la sonrisa y así pasará; platicaremos un poco, comprarás un libro, bromearemos y nos reiremos, nada más, nada más profundo pasará y todas las cosas que nunca dijimos por miedo seguirán guardadas, porque el momento ya pasó y ahora el momento ya no es.
Yo te cobraré y haré un chiste sobre tu nuevo corte, «pobres de tus cabellos, dales un respiro», y tú solo voltearás los ojos y me dirás que una no debe ser siempre la misma y si puedes cambiar algo pues hay que cambiarlo. Luego te irás.
Porque te fuiste y yo me quedé, porque yo me fui y tú te quedaste y ni siquiera en mi imaginación eso puede cambiar.
5 meses desde que tomamos nuestra elección, 5 meses eternos han pasado desde ese día en el aeropuerto. Tal vez, cuando cumpla los 10 meses, dejaré de pensar en ello y continuaré, avanzaré. Tal vez algún día nos volveremos a encontrar, tal vez diremos las cosas que queríamos decir pero que éramos muy jóvenes para entender. Tal vez en unos 5 meses más enviaré estas cartas, tal vez en unos 5 meses más te llamaré y hablaremos de lo insoportable que es la vida, de lo horrible que es trabajar, de lo bien que te la pasas con tu hermana y de lo mucho que te extraño. Pero sé que, probablemente, eso no pasará; porque yo elegí irme y dejarte ir, dejar ir las cosas. Sé que te extraño, pero ya estoy avanzando; te extraño como extraño la niñez inocente que se te quita con cada gramo de tiempo que pasa; te extraño pero, como con la niñez y estas cartas, te guardaré como un recuerdo del pasado en el momento presente.
11