
Me encuentro sentada,
frente a una ventana que
tiene un paisaje inestable,
de los que impiden que los
pensamientos fluyan con tranquilidad,
que perturban la mente y me hacen ansiar.
No puedo describirlo en
una palabra sola, pues,
todo en él es confusión y caos.
Me limito a contemplar
con la esperanza de que después
de la inestabilidad
se haga la paz.
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