Romper y reparar

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Romper es una palabra aguda de dos sílabas que indica una acción, y es también un verbo en infinitivo.

Romper significa partir una cosa en trozos irregulares.

La palabra romper tiene un tinte más poético cuando lo traducimos al inglés: “to broke”. Y los broken hearts duelen de igual manera en cualquier idioma y género.

Después de esta breve descripción y opinión, mi propósito no es brindar una pequeña clase de español, sino hablar sobre las cosas que se rompen.

Como sabemos, el cuerpo humano está compuesto por 206 huesos repartidos en el aparato axial y otros en el aparato apendicular, según la bibliografía. Imaginen entonces 206 posibilidades para romper alguno de esos huesos. Sin embargo, corazón solo tenemos uno y, de manera figurada, se rompe constantemente.

Músculos, ligamentos, tendones, piel, nervios, todos con potencial para lesionarse, pero cuando alguna estructura se rompe, no solo se rompe la parte tangible, también se rompe el ánimo, el rol, la ocupación, el bienestar de la persona en cuestión.

Cuando miramos a los pacientes, no solo miramos la parte del cuerpo a tratar, las características, el color, la dimensión, alineación. Miramos sus sueños y su historia, lo que comparten y a veces lo que guardan, sus aciertos y desaciertos, todo esto sin juzgar ni por un segundo.

Algunas cosas no podemos reparar como fisioterapeutas, pero otras cosas rotas sí.

Podemos reparar la confianza en el movimiento, mejorar el control motor, aumentar los arcos de movimiento, mantener las ocupaciones al hacer las debidas modificaciones de las tareas o ambientes, por mencionar algo.

Todo lo potencialmente propenso de ser roto, es también potencialmente propenso a ser reparado.

Las cosas que se rompen nos hacen fuertes y más humanos. Por fortuna existen varias disciplinas que se encargan de ello. Seamos profesionales con calidad humana.

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