¿Y si no hubiese hecho lo que hice?
¿Y si no hubiera caído en el fin del mundo sin fin?
¿Y si hubieses seguido ignorante y sujeto?
¿Y si hubiera arrastrado la cadena hasta morir?
¿Y si las palabras de mi boca no hubieran escapado?
¿Y si la sangre hubiese matado al corazón?
¿Y si el dolor amargo de la tierra despedida en sufrimiento
no hubiese encontrado la palabra del perdón?
¿Y si no hubiesen caído las hojas de los árboles?
¿Y si el otoño no hubiera condenado el amanecer?
¿Y si la sonata en estío, encallada y sin motivo,
me hubiera dejado entre susurros fenecer?
¿Y si la juventud no hubiera escapado de mis manos?
¿Y si hubiera sido dotado de sabiduría y encanto?
¿Y si en los lagos de las palabras no me hubiera perdido?
¿Y si dentro de mí la esperanza no se hubiera agotado?
¿Y si fuese mejor de lo que soy y he sido?
¿Y si fuese alguien en realidad?
No tan mediocre, no tan estúpido;
no tan inútil como esta verdad.
¿Y si no me destruyera todo el tiempo en mil pedazos?
¿Y si no me matara por dentro sin piedad?
¿Si no me torturara con las pasadas memorias
de abismos ocultos por toda la eternidad?
¿Y si fuese mejor escritor y poeta?
¿Y si al mirar de los ojos el ser no se extinguiera?
¿Y si no fuera la escoria del vacío incurable
y con el partir del tren la tarde no muriera?
¿Y si no me perdiera entre muladares sin delirio?
¿Y si no enmudeciese más con la confusión?
¿Y si la ilusión del mi, maldecido en esta tierra,
dejara el páramo sin rosas ni irrisión?
¿Y si la vida no fuese vida?
¿Y si no le tuviésemos miedo a la muerte?
¿Y si el cantar de esta cruel letanía
clamara en son de adiós al presente?
¿Y si no quisiera tocar el cielo?
¿Y si no tuviera más el deseo fugaz?
¿Si pudiera decir sin temor al fuego
vamos a morirnos para vivir en paz?
¿Y si nada de esto me estuviera pasando?
¿Y si desapareciera el ayer?
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