Por todas esas cosas que no hice y los demás dieron por hecho que sí

application-gd29e078f6_1280-thegem-blog-default

¿Qué no hice antes de llegar a este punto? 

Veamos…

El currículum que no envíe, aunque esta vez pudo ser verde

y no roja la postulación. 

La rutina que no dejo. Es tan cómoda; da miedo salir de ella. 

La adultez, esa que te entregan al salir de la universidad 

y dan por hecho que sabes qué hacer con ella. 

El miedo, ese de terminar de vivir entre algodones y afrontar el mundo real. 

Pero ahora, ya no solo soy yo, hay alguien más, 

está dentro de mí y la escucho. 

Apenas comienza, prepárate.

El trastorno de ansiedad, ése que pasó al salir, encontrar y fallar. 

Estás cayendo.

Tengo dudas, ¿virtudes? No las tengo; me refugio en no escuchar. 

Es solo el inicio. Dice. 

Oscuridad, no puedo hacer esto, lo estoy haciendo mal, ¿verdad? 

Depresión, no hay luz en un cuarto tan oscuro como el mío, 

ni en la graduación en que juré que triunfaría. 

¿Sigues aquí? Me está presionando. 

Estoy sentada, con miedo, temblando y abrumada.

¿Quieres seguir? 

Mírame, estoy intentando levantarme. ¡Voy a levantarme!

Llorar, sigo llorando, pero sigo intentándolo. 

Rojo, ¿es sangre?, no, solo es otra postulación mala. 

Aquí va de nuevo:

No seleccionado para el puesto, sigo intentado… un poco más. 

Quizá lo mío no sea lo administrativo. 

¿Qué será? La escucho.

No sé cuántos rechazos tengo que aguantar, pero quiero seguir. 

¡Es por lo que no hiciste!

No… ¿Qué sí hago? 

Pedir ayuda, sesiones de una hora, ¿podré enviar de nuevo mi currículum? 

Luz, Kishimoto… Murakami. Me dieron luz.

Uno en la lectura y otro en su obra maestra. 

Leer, sigo leyendo, seis libros en dos meses. 

Murakami, fui criada entre algodones como tú. 

¿Qué sí hiciste tú?

Sigue siendo rojo, ¿no? 

¡Basta! 

Respiro, ejercicio de terapia cuatro tiempos.

No me concentro en el rojo, rezó porque el siguiente sea verde. 

Mamá, diez meses sin empleo, discúlpame. 

Quizá tenga razón mi otro yo,

fue por las cosas que no hice. 

¿Lo ves?

Vuelvo al inicio, ¿qué no hice? 

Ya ríndete.

No, va de nuevo. 

Kishimoto, tu obra me hizo feliz cuando más lloraba. 

Murakami, tu libro me animo a escribir estas líneas.

Véanme, véanme, sigo aquí. Me estoy esforzando. 

Véanme, véanme, estoy intentado librarme del miedo y empezar a ser un adulto. 

¿Qué es lo que no hago? ¿Cuáles son las cosas que no hago? 

Díganme, dígannos a todas las personas que no lo sabemos. 

No den por hecho que sabremos cómo ser adultos.

No den por hecho, algo nuevo para nosotros. 

Es por todas esas cosas que no hice 

y los demás dieron por hecho que sí.

90

Dejar un comentario

X