
Un día normal en mi ruidosa ciudad,
hoy como todos los días.
Me desperté para ir al colegio, me duché
y preparé el desayuno.
Salí y en el camino pensaba y reflexionaba
sobre mi futuro tan claro e incierto a la vez,
con ese ánimo que me caracteriza todas las mañanas.
Con la sensación de monotonía en todo momento,
preguntándome qué cara debería poner
ante las situaciones estresantes.
Seguir adelante o rendirme en el camino,
una disputa que todos tenemos.
Definitivamente rendirse no sería la opción,
debo aceptar que el camino no ha sido fácil,
pero cada día ha valido la pena.
Si lo piensas bien, la idea no es enfocarse
en los días en que todo sale bien,
sino en esos pequeños momentos
que hacen que la vida sea especial y única.
Todo suma a la experiencia,
lo bueno, lo malo y lo raro.
Hoy será uno de esos días
en que todo sale bien.