Hoy soñé contigo. Me miraste para después apartarme y poder hablar con aires de “yo jamás hago esto por nadie”. Hablar. Solo hablar es excesivo para ti, y no solo en el sueño. Sentarnos y charlar es difícil. ¿Cómo empezar una conversación con quien mira la pantalla y no mi cara? Así se ha vuelto todo lo que tiene que ver contigo. Yo trato de convencerme de que es normal, que soy yo quien no está siendo paciente. Y tú escuchando sin escuchar.
No supe cuándo se apagó la pequeña llama que tanto protegí para que no se extinguiera. Como cuando estás encendiendo la velita en un pastel de cumpleaños y contienes la respiración para no arruinarlo. Aún con tanto esfuerzo, pasó.
Me hubiera gustado que tuvieras el valor de decírmelo. Pero no. Ya no hay forma de volver atrás el tiempo y hacer que suceda. ¿Alguna vez te has puesto a preguntar cosas sin querer las respuestas? Por supuesto que sí. Me lo hacías todo el tiempo. Preguntabas algo y después me besabas dejando que la pregunta se quedara flotando. Porque sabías que no había fuerza humana que me hiciera responder cuando tus labios se juntaban con los míos. Te encantaba hacer eso, ¿no? Si te encantaba, ¿por qué dejaste de hacerlo? ¿Por qué te hiciste a un lado sin más? ¿Ya no me amabas o nunca lo hiciste? Mis preguntas se quedan flotando en el aire, así como las tuyas lo hicieron antes. Revoloteando en mi cabeza hasta marearme.
¿A dónde iría contigo? Adonde sea. Siempre. No importa si estás lejos o cerca. Incluso si no se puede estar contigo, aunque estemos lado a lado. ¿Habríamos coincidido en otro lugar y momento? ¿En qué punto de la historia tendría que haberme detenido para no extrañar lo que nunca va a suceder?
Me detengo a escribirte por este medio porque no quiero más arrebatos o tibiezas. ¿Te percibo tan diferente o soy yo quien cambió? Te deseo cálidos días llenos de cariño, porque te quiero. Cuánto te quiero aún sin hablar, sin estar cerca, sin mirarnos o tocarnos. ¿Será que quiero solo a la persona que yo creé para amar? Tal vez esto no se ha tratado de ti, sino de mí construyendo algo que nunca ha estado ahí. Solo por mi profundo deseo de amar.
