
Cada día que pasa me pregunto qué habría pasado si hubiera hecho algo para evitar lo que sucedió. Esa tarde salí con mi novia, estábamos felices porque ya casi cumplíamos un año de estar juntos. Decidimos salir a dar un paseo, pues días antes habíamos tenido muchas discusiones fuertes y quise disculparme por mis actitudes. Decidí llevarla a un lugar alejado de la ciudad. Fuimos a una casa rodeada por el bosque. Cuando llegamos, ella se sorprendió mucho. Al caer la noche salimos a la piscina, ahí sonó el celular de mi novia. Decidí responder por ella, me dijeron:
—¿Dónde estás? ¿Por qué no contestas?
—¿Con quién hablo? —dije.
—Con el novio de Luciana, Andrés. ¿Yo con quién hablo? —no le dije nada y colgué.
Cuando salimos de la piscina decidí preguntarle.
—Amor, ¿quién es Andrés?
—Es solo un amigo del trabajo. ¿Por qué?
—No, por nada, amor.
Pasó una semana de aquel suceso, y decidí no pensar más en eso. Un viernes por la tarde Luciana y yo teníamos planes, pero de último momento me canceló todo. No quería pelear y le dije que lo dejáramos para después. Recordé que unos amigos me habían invitado a un restaurante y decidí asistir. Ese día no me escribió más. Yo decidí no insistirle y me concentré en mis amigos. Ya era tarde. Le marqué para saber cómo estaba, pero no contestaba.
Al día siguiente me fui a trabajar triste. Con un gran vacío por pensar que algo pudo haber pasado. Antes de empezar mi turno la llamé. Rechazó la llamada, así que dejé ese tema a un lado. Mis amigos notaron cómo estaba y me llevaron a distraerme a un bar. No dejaba de pensar en ella. Sobre todo, no podía quitarme la necesidad de saber si estaba con Andrés. Decidí llamarla otra vez. Ella contestó.
—Perdón, estoy ocupada. No puedo hablar contigo —colgó.
Fui a buscarla. Cuando llegué a su casa me llamaron del hospital.
—Buenas tardes. ¿Usted es el novio de la señorita Luciana?
—Sí señora. ¿Le pasó algo?
—Ella tuvo un accidente… acaba de morir.
Cuando desperté, me di cuenta de que se trataba de un sueño. Luciana había fallecido hace tres años.